ME ACONGOJA

Que la gente se siga casando… y te inviten… y encima te insistan… “Me haría mucha ilusión que me acompañaras en el día más feliz de mi vida”.  Ah sí??? Pues a mi me la bufa.  Lo siento.  Pero es así.  No soy una invitada ejemplar… desde la iglesia hasta el final de la fiesta mi cara es un poema.  ¡¡¡Vivan los novios!!! Iros a la mierdaaaaa.  Vamos a analizar las últimas bodas… La Duquesa de Alba con D. Alfonso… ¡error! Algo está fallando… Esto ya no es lo que era.  Sólo de pensar en esa noche de bodas me acongojo toda.  No digo más.

El arruinado de Paul McCartney se acaba de casar con su tercera y joven esposa… vamos a ver Paul… en serio que ya eres mayorcico… a estas alturas de tu vida y con lo que has sido… ¿cómo te dejas engañar?  Con lo bien que estarías tú solico en tu casica a las afueras de Londres… con tu jardín, tus perros, escuchando a los Rolling, fumando porros… pero no… prefieres complicarte la vida con una arpía que te sacará los cuartos, (como decía mi abuela) y te robará los vinilos de John Lennon.

La morena maciza se casa al año que viene… yo ya no sé cómo explicar las cosas de verdad… mira que le digo que no se case… y mucho menos que me invite… como dice Club… “las bolleras no vamos a bodas”.  Que no, que no soy bollera pero esa excusa es ideal.  Os la recomiendo. 

En cambio, las despedidas de soltera me encantan.  A esas sí que voy.  Puedes beber como si se te fuera la vida en ello que no pasa nada.  Además recordemos que soy rubia.  Y por lo tanto tonta.  Y en este caso, borracha.  Todo el mundo pregunta quién es la novia??? Pues la que lleva la polla en la cabeza?????  A la morena maciza habrá que ponerle una.  O mejor a Club.  Que últimamente está obsesionada con los trabucos…

Los meses anteriores a la boda son horribles.  Os lo cuento por experiencia.  Al principio todo muy bonito.  ¡Me caso!  Lo dices a todo el mundo, a la vecina, a la amiga de tu madre, al cartero, al conductor del 30, a tu exnovio, (importante) y al cura.  Estás emocionada.  ¡Me caso! No tienes otra frase en la cabeza. 

A los dos meses empiezas a mirar el vestido.  Calle Don Jaime para arriba, calle Don Jaime para abajo.  Tu madre desquiciada, tu padre hace dos horas que se ha sentado en el banco de la plaza del Teatro Principal a leer el periódico.  Cuando terminéis, aquí estoy.  Si total la chica está guapa con cualquier cosa.

Encuentras el vestido de tu vida… y lo sabes porque según me dijeron una vez, cuando te lo pruebas se crea una especie de simbiosis entre el vestido y tú.  Es un amor a primera vista, puro, lleno y verdadero. Te enamoras del vestido y el vestido de ti.  Así de fácil y sencillo.  Para la última prueba avisas a toda tu familia, a tus padres, hermana, sobrino, primos, tíos carnales, no carnales, abuelos, a la vecina, al cartero, al conductor del 30… y te pruebas el vestido con el velo, los zapatos, la ropa interior… tu madre emocionada, el sobrino llorando, tus tíos discutiendo, el conductor del 30 en el bar y tu padre acojonado del dineral que va a tener que pagar…

Pero es cierto… no existe día más bonito que el día de tu boda…

Bueno sí, el día que firmas tu divorcio.

En mi caso, once meses después de pasar por la vicaría.

(El conductor del 30 sigue llorando)